LA PARROQUIA: COMUNIDAD DE COMUNIDADES
- (Autor: Jhon Walter Montoya Sierra)
- 14 jun 2016
- 5 Min. de lectura

Una comunidad es un grupo o conjunto de individuos que comparten elementos en común, tales como el idioma, costumbres, valores, tareas, visión del mundo, edad y ubicación geográfica o social. Desde esta perspectiva, La Iglesia de Jesucristo, está llamada a vivir en comunidad, y en comunión con Él, aunque el encuentro que el Señor nos pide, es a solas con Él, ya que quiere hablarnos es al corazón; este encuentro es indispensable para alimentar la vida comunitaria y la actividad misionera.
Todos los discípulos de Jesús estamos llamados a servir y a vivir en comunión con la Santísima Trinidad, No hay discipulado sin comunión, y es la fe la que nos lleva a esa comunión; comunión que hoy en día vivimos, reuniéndonos para escuchar la palabra de Dios y participar en las oraciones y en la fracción del pan, y compartiendo la misma fe, esperanza y amor, al servicio de la misión evangelizadora; Esto nos hace miembros del mismo cuerpo de la Iglesia, cuya cabeza es Cristo Jesús.
La Iglesia debe ser una comunidad de amor, pues todos estamos llamados a reflejar la gloria del amor de Dios, que es comunión, y así atraer a las personas y a los pueblos hacia Cristo. La Iglesia cree, no por proselitismo sino por atracción; fuerza creada por el amor de Cristo, fuerza que atrae cuando esta Iglesia vive en comunión y se aman los unos a los otros como Él nos amó. Belleza del amor que se realizará al final de los tiempos con la perfecta comunión de Dios con los hombres. Cada Cristiano es portador de dones y carismas que debe desarrollar en unidad y complementariedad con los de los otros, a fin de formar el único cuerpo de Cristo, entregado para la vida del mundo.
La vida en comunidad es esencial para la vocación cristiana, Dios no quiso salvarnos aisladamente sino formando un Pueblo, este es el aspecto que distingue la vivencia de la vocación cristiana de un simple sentimiento religioso individual; estamos llamados a ser comunidad misionera, saliendo al encuentro de quienes aún no creen en Cristo. Toda comunidad cristiana ( Parroquias, asociaciones, movimientos, pequeñas comunidades), están llamadas a evangelizar de un modo armónico e integrado en el proyecto pastoral de la Iglesia. Las Parroquias son células vivas de la Iglesia y están llamadas a ser casas de comunión, deben ser espacios renovados de iniciación cristiana, educación y celebración de la fe, abiertas a la diversidad de carismas, servicios y ministerios, organizadas de modo comunitario y responsable, integradoras de movimientos de apostolado y atentas a la diversidad cultural de sus habitantes, abiertas a los proyectos pastorales y a las realidades circundantes.
Todos los miembros de la comunidad parroquial son responsables de la evangelización de los hombres y mujeres en cada ambiente, y debe estar abierta a la tarea misionera con las comunidades. Las Parroquias deben renovarse y reformular sus estructuras para que sean una red de comunidades y grupos capaces de articularse, y logrando que sus miembros se sientan realmente discípulos y misioneros de Jesucristo en comunión. Desde la Parroquia hay que anunciar lo que Jesucristo ”hizo y enseñó”, mientras estuvo con nosotros, debe ser la fuente dinámica del discipulado misionero, todas la Parroquias deben volverse misioneras y formar laicos misioneros, proyectándolos al campo específico de la acción evangelizadora que es el mundo del trabajo, la cultura, las ciencias, las artes, la política, los medios de comunicación, y la economía, los ámbitos de la familia, la educación, y la vida profesional; las comunidades cristianas se reúnen para compartir el pan y la palabra, esto renueva su vida en Cristo y fortalece la comunidad de los discípulos, por ser una escuela de vida cristiana.
La Eucaristía y los demás sacramentos son la fuente y el culmen de la vida Cristiana; la Eucaristía nos plantea la exigencia de una evangelización integral ya que la mayoría de los Católicos en América viven bajo el flagelo de la pobreza (económica, física, moral, espiritual, etc), pero si Jesús vino para que tengamos vida en plenitud, debemos como Iglesia responder a las grandes necesidades de nuestros pueblos, siguiendo el camino de Jesús y siendo buenos samaritanos como Él. Cada Parroquia debe concretar signos solidarios de compromiso social y de caridad, no puede ser ajena a los grandes sufrimientos que vive la mayoría de la gente, muchas veces con pobrezas escondidas, para que todos alcancen la plenitud que Jesucristo ofrece. Nuestra cultura está marcada por una pérdida del sentido del pecado, olvidando la necesidad del Sacramento de la reconciliación, para acercarnos dignamente a recibir la Eucaristía. Los Pastores deben fomentar la confesión frecuente y los fieles deben a su vez valorar este regalo maravilloso de Dios, de acercarse a Él, y renovar la gracia bautismal, viviendo con autenticidad la llamada de Jesús, a ser Discípulos y Misioneros.
La Comunión es una parte muy importante en la obra del Señor, ya que es un Mandamiento y es la relación que nos ayuda para mantener la unidad entre los Cristianos, la Comunión o Coinonía denota tener en común, compañerismo, participación en común; y depende principalmente de Dios Padre, Hijo ( 1 jn,1,3) y Espíritu Santo, ( 2corintios 13,14); si hay comunicación con Uno la hay con los Tres, porque los Tres tienen la misma y única Comunión. Nuestra Comunión con Dios debe estar basada en su palabra, en caminar y andar cumpliendo sus Mandamientos, guardando su palabra y andando cerca de Él; debemos ser justos, perfectos y caminar con Dios.
Mi sueño es que mi Parroquia logre llegar algún día a ser como la Iglesia que le gustaría ver a Dios; (y como dice René Gonzalez): que sea La Iglesia que Él mismo compró a precio de sangre, una Iglesia donde hayan adoradores humildes que se postren ante su presencia y no ante las ofertas de las posiciones; una Iglesia que muestre la imagen de Dios que es la imagen del amor; que no se confunda ni confunda, y que sea distinta solo como es Él; que sea una Iglesia que no se divida ni entre en contiendas ni en discusiones, mirando o queriendo ser mas grande que otras, pues en el mundo el único grande es Dios; una Iglesia que le dé siempre la gloria al Señor, una Iglesia que procure siempre la unión; una Iglesia que sane a los heridos, que rompa las cadenas, que liberte a los cautivos, que sane las heridas de toda la humanidad; Dios lo que quiere es una Iglesia que aclare la mente a los confundidos, que proclame siempre la verdad, que brinde siempre esperanza a las almas angustiadas, y que sea siempre un rebaño donde las ovejas se sientan seguras y llenas de paz, una Iglesia donde la palabra de Dios sea siempre su alimento ; una Iglesia donde se sepa hacer diferencia entre el bien y el mal, una Iglesia que al ver al caído le extienda su mano y le perdone sus errores, una Iglesia donde se viva verdaderamente el amor; esa es la Iglesia que Dios sueña y la que a mi también algún día me gustaría ver.
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